La nueva sede de la Tesorería de la Seguridad Social en Motril, Granada, ha optado por la madera de bambú como material estrella para revestir sus interiores y aportar calidez a un espacio de trabajo flexible.
La piel externa de hormigón visto contrasta en este edificio, de planta semi-cuadrada, con sus interiores revestidos de madera de bambú `de pies a cabeza´. Erisur Arquitectura se encargó de este proyecto que consiste en la ejecución de un edificio de 35x30m2 de planta. Está formado por dos plantas sótano, planta baja, dos plantas de oficinas, casetón y cubierta.
Esperanza Romeu, es arquitecta responsable del proyecto de la Tesorería de la Seguridad Social en Motril, Granada. Explica que “el objetivo era dar con una estructura orgánica y flexible, pero con carácter de representación institucional”. De esta forma el edificio se integra en el entorno, a la vez que sus interiores generan espacios que favorecen la transición y el diálogo, con una estructura que aporta calidez y armonía.
La madera de bambú en los interiores
El Grupo Gubia, especializado en diseño y construcción de espacios en madera de bambú, se ocupó de los revestimientos interiores del edificio. Frente a una piel exterior de hormigón visto que, en ocasiones, también queda al descubierto en el interior del edificio, el bambú aporta a estas oficinas un ambiente acogedor de trabajo. El protagonismo de esta variedad resistente y duradera se aprecia en diversos detalles como:
- Puertas enrasadas a revestimientos
- Lamas de bambú a modo de celosías que revisten techos, petos y barandillas
- Piezas del mismo material que cubren las escaleras de comunicación entre las distintas plantas
“El hecho de que Grupo Gubia tenga su propio taller hace que las piezas, realizadas una a una, sean como obras de artesanía”, comenta Esperanza Romeu.
El interior del edificio se abre así al exterior con grandes rasgaduras verticales para presentar la fachada. Ésta cuenta, también, con un baile de listones metálicos que filtran la luz directa al interior, creando sombras dinámicas en constante movimiento. La entrada se delimita delicadamente dejando intuir los espacios a ambos lados.
Un pavimento que busca continuidad
Como espacio de oficinas y espacio de alto tránsito, el pavimento a elegir era uno de los puntos más importantes en el proyecto. La premisa era buscar la funcionalidad y mayor eficiencia, con un suelo que cumpliese todas las normativas europeas, que fuera registrable para canalizar las instalaciones y que, a su vez, acompañara en estética.
Erisur Arquitectura escogió el pavimento elevado registrable Gamaflor Pac, de Polygroup, para los 2.000m2 que configuran este gran espacio. Un suelo fabricado con partículas de madera de bambú de alta densidad, soporte inferior de acero galvanizado y acabado con diseño bambú vertical, que incorpora el sistema Sovereign Tech, mediante el que se permite ocultar el canteado de las baldosas del suelo ofreciendo una estética homogénea. Al no percibirse las juntas de un pavimento modular, fomenta el diseño continuo que el estudio de arquitectura buscaba para el proyecto.
Apariencia de homogeneidad
Además, esta apariencia de homogeneidad es otro de los motivos por los que se eligió la madera de bambú como acabado del pavimento. A diferencia de lo que se podía conseguir con suelos de madera tradicionales, el bambú cuenta con una veta lineal que permite arrastrar esa estética de continuidad también entre suelo y paredes. Como explica la arquitecta, “hemos logrado tener el pavimento profesional y avanzado deseado con una estética refinada y elegante. Las baldosas de este tipo de pavimento nos permiten un manejo sencillo de las instalaciones, que han quedado canalizadas a través del `plenum´ creado por el pavimento y que facilita la distribución de los puestos de trabajo y el aprovechamiento al máximo del espacio”.
Un suelo fácilmente accesible sin ningún sacrificio estético, ya que su apariencia general es la de una superficie homogénea, uniforme y totalmente estable, que queda unificado también con las paredes de bambú.
Reportaje publicado en la revista de Asemad nº 8