El diseñador catalán Josep Lluscà plantea una interesante mirada sobre el uso del plástico en el diseño industrial. En un mundo donde se tiende a reducir el plástico por consideraciones ecológicas, Lluscà lo reivindica como material de calidad para crear sillas de polipropileno de diseño, duraderas y con estilo.
“Las sillas de polipropileno con un diseño atemporal pueden tener una vida muy larga, lo que es sinónimo de sostenibilidad”. En su opinión, el problema está en los objetos de plástico desechables o de un solo uso. No obstante, el plástico es un material extraordinario de gran utilidad en casos específicos: “Debería reservarse para cuando su uso es imprescindible -por ejemplo, en algunos tipos de prótesis medicas- y para crear objetos de gran durabilidad y resistencia”. Alargar la vida de los objetos contribuye a cuidar el planeta.
La versatilidad de las sillas de polipropileno
Como afirma el diseñador, “un trozo de plástico por sí mismo nos dice poca cosa, pero es a través de la forma como la materia se expresa, cobra vida y nos cuenta una historia, transformado un vulgar saco de granza de polipropileno en una bella y confortable silla”. Este es el material fundamental en la nueva colección de sillas que Llusca ha diseñado para la conocida marca Resol. La sostenibilidad de las piezas de plástico de Lluscà va más allá de su durabilidad, ya que algunas de ellas son de material reciclado previamente y que, después de su posiblemente larga vida, podrán volver a ser recicladas, contribuyendo a la economía circular.
Desde el punto de vista del diseño, las sillas de polipropileno permiten infinidad de formas, texturas, colores y acabados; son durables y resistentes a los agentes atmosféricos. “En el momento en el que la materia se convierte en una silla, empieza a expresarse por sí misma a través de su nueva forma, poniendo en marcha su capacidad de seducción y hablándonos de lo cómodos y relajados que estaremos, y del placer estético que nos puede proporcionar”.
Economía circular: reciclar y volver a crear
Las creaciones de Lluscà pueden reciclarse con gran facilidad al final de su vida útil. Al estar fabricadas de una sola pieza, las colecciones Beekat, Netkat, Woody y Tokio de Resol no se tienen que desmontar ni separarlas por partes para ser recicladas: sólo hay que volver a fundirlas y transformarlas en otro objeto de diseño, en un ciclo infinito de creatividad y sostenibilidad.