Cuando parecía que los problemas derivados de la pandemia que afectaban a la escasez de suministros y el aumento del precio de las materias primas no podían agravarse, el sector continúa afrontando una nueva crisis dentro de otra crisis: la guerra en Ucrania. ¿Cómo lo están viviendo los empresarios del hábitat? ¿Qué dicen los expertos? Analizamos el contexto y las consecuencias para nuestra industria de este permanente estado de incertidumbre.
Las empresas de nuestro sector se enfrentan a un escenario económico cada vez más desfavorable, a pesar de encontrarse en pleno crecimiento. Con un aumento inusitado de la demanda de productos para el hogar y de las reformas en las viviendas a raíz de la crisis del Covid-19, la escasez de suministros continúa provocando la rotura de stocks en los almacenes, principalmente de productos de primera transformación. Los precios continúan al alza, como también lo hace la energía, que encarece la cadena de suministro y los costes de producción. Y, por si fuera poco, se suma la guerra en Ucrania con la invasión por parte de Rusia el pasado mes de febrero.
¿Qué dicen los expertos de la escasez de suministros?
Preguntamos al economista José M.ª O’Kean por las consecuencias que está teniendo y puede tener para el sector del hábitat la crisis global. “En estos momentos es difícil pronosticar si estamos ante otra crisis económica o es simplemente un episodio relacionado con la guerra de Ucrania”, explica. “Más bien parece lo segundo, aunque las secuelas de la guerra y su duración marcarán las consecuencias”.
Según O’Kean, las empresas del hábitat van a entrar en un escenario complejo: por un lado, la demanda de bienes para la mejora de equipamiento del hogar va a continuar, pero por otro, los costes de producción seguirán subiendo, existirá la escasez de suministros episódica y se limitará el acceso a algunos mercados que limitarán las exportaciones. Esta tesitura añadida que limita las exportaciones a ciertos países, aunque no afecta de forma masiva a las empresas de la Comunidad Valenciana, sí que perjudica a casos concretos con un amplio volumen de negocio en los países afectados y su área de influencia.
Problemas para la exportación
Kiko Torrent, CFO de Latorre, comenta que les está afectando, “no solo porque tanto Rusia como Ucrania han suspendido los pedidos, sino que los clientes de estas nacionalidades afincados en otros países como España, han dejado de realizar proyectos ante la situación provocada por la guerra”. Asimismo, asegura que los países limítrofes a la zona de conflicto también han congelado pedidos frente a la posibilidad de que la guerra traspase fronteras.
Jorge Mariner, CEO de la veterana empresa de mobiliario Mariner, habla del problema que supone para ellos las sanciones a Rusia. “Nos está afectando lo que respecta al proceso de pagos pendientes mediante transferencia bancaria, dadas las sanciones impuestas y la salida del sistema SWIFT de varios bancos rusos”. Y explica que esto repercute notablemente en la agilidad tanto para confirmar nuevos pedidos, como para el envío de pedidos fabricados pendientes de cobro. De este modo, “lo más complicado es conseguir que los clientes puedan realizar los pagos, y la solución pasa por enviar fondos a través de terceros países”.
Empeora la situación para la madera
Las empresas valencianas que se dedican fundamentalmente a la primera y segunda transformación de la madera, están viendo cómo la guerra aumenta sus dificultades para abastecerse. “En tres años hemos sufrido el Brexit, la Pandemia, la huelga de transportistas, la guerra… No es fácil hacer previsiones así, ni de tarifas ni de stocks. Esto no nos había ocurrido en los 22 años que tiene la empresa”, se lamenta Alejandro Bermejo, CEO de Alto Turia y presidente de Fevama. Como comenta, la escasez de materias primas continúa, y no solo de países como Ucrania (uno de los principales proveedores de muchas empresas); sino del resto. “El conflicto bélico ha provocado un aumento del precio de la madera también en países colindantes”.
Coincide en su planteamiento de la situación Álvaro Climent, CEO de Alvifusta, al señalar que “si ya teníamos dificultades con el transporte marítimo por la escasez de contenedores y el precio de los fletes, la crisis de Ucrania ha contribuido al encarecimiento de la madera, que ahora es un 189% más cara que antes de la Pandemia”. Esto obliga a buscar nuevos mercados en los que abastecerse, aspecto que ha marcado, por ejemplo la última feria FIMMA-Maderalia celebrada en Valencia.
Por su parte, Jorge Blanquer, gerente de Maderas y Chapas Blanquer, afirma que el incremento de precios de la materia prima impone un panorama muy diferente al de pocos meses atrás. Además de los precios, está el problema de la escasez de suministros. “Falta madera de todas las especies de los países del Este y Rusia”. Y, aunque ya estaban trabajando en países diferentes a Ucrania, “somos muchas las empresas luchando por una cantidad de madera menor y el mercado es cada vez más global y con más competidores externos a la Unión Europea”. Asimismo, Blanquer habla de escasez no solo en las especies frondosas, sino también en algunas africanas, donde también ha llegado la crisis energética y el aumento de los precios.
¿Cuál será la tendencia a medio plazo?
El economista José M.ª O’Kean analiza la situación actual y futura bajo la premisa de que la guerra se alargue, como ya está sucediendo, que su salida sea ambigua y no restaure las relaciones comerciales previas. Esto, según él, dejará en el entorno económico y en los negocios varias tendencias:
- Un mayor proteccionismo y pérdida de mercados comerciales y, por tanto, de exportaciones. Igualmente veremos un proceso de relocalización industrial.
2. La estructura de producción-consumo energética va a sufrir una reestructuración y estas transiciones son largas y acarrearán unos precios elevados de la electricidad y los combustiles; elevando los costes de producción, transporte y precio final de los bienes.
3. Los gobiernos van a gastar más en armamento y tendrán que realizar ajustes presupuestarios, bien reduciendo el gasto social o incrementando los impuestos a las empresas y familias.
4. Los problemas de escasez de suministros van a continuar. Por el Covid-19 (que sigue confinando ciudades en China) y por la incertidumbre ante el final de la guerra, dado que tanto Ucrania como Rusia exportaban multitud de materias primas.
Sin embargo, a pesar de este panorama tan poco halagüeño, O’Kean se muestra moderadamente optimista: “los efectos de estas tendencias en el corto plazo reducen las expectativas de consumidores y empresarios, y veremos tasas de crecimiento más moderadas; pero no creo que estemos en una situación crítica en lo económico”.
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