El oficio de luthier es un arte milenario que sigue vivo dentro del mundo de la carpintería artesanal, y que destaca por la delicadeza de su trabajo y la carga emocional que conlleva: no construyen solo objetos, sino instrumentos capaces de generar belleza, emoción y cultura.
La transmisión del conocimiento es de generación en generación
La palabra «luthier» proviene del francés luth (laúd), instrumento cuya fabricación dio origen a esta profesión durante la Edad Media en Europa. Con el paso del tiempo, el término se amplió para designar a todos los artesanos que fabrican, reparan o restauran instrumentos musicales de cuerda: violines, guitarras, violas, violonchelos, contrabajos e incluso arpas.

El oficio de luthier combina conocimientos de acústica, carpintería fina, física, química y sensibilidad artística. Sin embargo, no existe una formación reglada para aprenderlo, sino que se transmite de generación en generación, y son los propios luthiers quienes forman a los jóvenes que les sustituirán en el futuro.
Javier Mengual lleva más de 50 años trabajando como luthier en Alhambra Guitarras. Comenzó como operario hasta que se puso al frente de la lutheria en 1997. Actualmente, capitanea un equipo de 4 luthiers, entre ellos una mujer. “Hay muchos jóvenes interesados en aprender esta profesión pero no existen escuelas en España. Son los luthiers los que ofrecen cursos y enseñan a sus aprendices”.
La colaboración artesano-músico en el oficio de Luthier
Las herramientas del luthier no han cambiado desde hace siglos: formones, gubias, cepillos, sierras de marquetería… Sin embargo, la mano del luthier es su herramienta principal: su capacidad para leer la madera, para afinar el sonido con cada pequeño ajuste, es lo que diferencia un instrumento bueno de uno excepcional.

Javier ha hecho instrumentos para guitarristas clásicos y modernos como Alí Arango, Joaquin Sabina o Álvaro Urquijo.
Cada instrumento que sale de las manos del artesano es único, hecho a medida con maderas seleccionadas por sus propiedades tonales, por lo que resulta necesario trabajar muy de cerca con el músico. Javier considera muy importante la colaboración luthier-artista, ya que éste busca un sonido y una sensación concreta al hacer sonar su guitarra; mientras que el oficio de luthier debe conjugar muchos elementos distintos: la selección y calidad de las maderas, los detalles y la belleza del conjunto, la comodidad, la potencia, la sonoridad y un óptimo `sustain´.
La última creación de Javier Mengual se llama `Deseada´ (en honor a su mujer, Desirée), donde ha volcado estos 50 años años de dedicación y colaboración con guitarristas. Una guitarra construida con palosanto de la India de primera calidad y ébano de Camerún para ofrecer un sonido rico y resonante, junto una experiencia de interpretación inigualable. “Cualquier carpintero puede construir una guitarra”, dice Javier, “lo complicado es hacerla sonar. La luthería es un oficio que requiere muchos años de experiencia”.