La robótica en el sector del hábitat es ya una realidad, como en otros sectores, con la implantación de los llamados ‘cobots’ para realizar tareas penosas y repetitivas. Sin embargo, la inteligencia artificial en la industria es un tema que trasciende lo meramente tecnológico para entrar en el terreno de lo ético.

¿Quién es responsable de las decisiones en materia de tratamiento de datos? ¿De qué manera podemos regular la invasión de la intimidad que la IA puede suponer en los empleados y consumidores? Analizamos porqué la ética es otro de los grandes retos de la digitalización

Diferencias entre robótica e inteligencia artificial en la industria

La robótica y la inteligencia artificial en la industria son dos de las tendencias tecnológicas más punteras del momento. Pero, ¿sabemos distinguirlas? Los robots son artefactos físicos, están presentes en las industrias y también en el sector servicios. Los podemos ver, interactuamos con ellos. Las personas van poco a poco acostumbrándose a los robots en los entornos laborales porque son algo tangible. 

La inteligencia artificial en la industria, por el contrario, es un software que está dentro de los robots con los que interactuamos, o en los ordenadores que controlan la producción de una fábrica; son sistemas que recaban datos sobre nosotros para “aprender”, por lo que presenta dilemas éticos que ya están sobre la mesa y que a medio plazo los gobiernos tendrán que regular. 

infografía que representa la inteligencia artificial en la industria

¿Quién es reponsable de los robots?

Por ejemplo, ¿somos conscientes de las consecuencias de la implantación masiva de los robots en el mundo laboral y en la sociedad? ¿Hasta dónde deben los gobiernos, como decimos, regularlos? ¿Cuál es la responsabilidad de los desarrolladores si algo va mal?

Desde la Fundación para la Robótica Responsable, su presidenta Aimee van Wynsberghe intenta hacer consciente a las industrias y gobiernos de que no podemos hacer a los robots responsables de sus acciones, sino que somos los humanos quienes estamos desarrollando la tecnología y por tanto somos responsables de todas las decisiones que tomamos; y esto implica cuestiones como la regulación y la ética en su uso. “La implantación de los robots conlleva beneficios económicos y de eficiencia, pero no debemos descuidar aspectos éticos relacionados con la protección de datos, la privacidad e incluso con el engaño en el que puede incurrir un robot si no te dice que está recopilando datos sobre ti cuando interactúas con él”.

Inteligencia artificial saliendo de un ordenador

Solo el 10% de las empresas cree en la importancia de invertir en robótica

Según el estudio del Observatorio Vodafone 2019, solo un 7% de las Administraciones Públicas considera bastante o muy importante invertir en el uso de robótica, y un 9 por ciento en inteligencia artificial en la industria. Si hablamos de las grandes empresas, el porcentaje de compañías que otorga “mucha” importancia en inversión en robótica aumenta ligeramente hasta un 10% y se mantiene en un 9% en inteligencia artificial. De esta forma, España se sitúa en el decimocuarto país del mundo en implantación de robótica industrial, según un estudio de 2017 de la Federación Internacional de Robótica.  

Porqué es tan importante la ética en inteligencia artificial

Hay dos aspectos fundamentales relacionados con la inteligencia artificial en la industria que requieren hacer un planteamiento desde la óptica de la ética: su impredicibilidad y el uso indebido que se pueda hacer de esta tecnología. El primero de ellos se refiere al funcionamiento de estos sistemas, que aprenden a través de la experiencia, lo cual los hace impredecibles. Los desarrolladores no pueden vaticinar ni prever lo que ocurrirá o cómo se comportará esa IA en una semana, unos meses o unos años. Todo depende de la experiencia que adquiera. 

ojo de un robot con inteligencia artificial

Asimismo, el uso de los datos que recaba la inteligencia artificial para dicho aprendizaje es una preocupación que afecta tanto a los desarrolladores como a las empresas y las administraciones. En la industria, la IA puede utilizarse para mejorar el rendimiento de las máquinas, pero también el de los trabajadores. Es el caso de las pulseras inteligentes y otro tipo de dispositivos “wereables” (vestibles), que realizan las siguientes funciones para detectar situaciones de estrés, ansiedad o enfermedades:

  • Monitorizar el ritmo cardíaco de los trabajadores
  • Conocer las propiedades eléctricas de la piel
  • Controlar la temperatura corporal
  • Alertar a Recursos Humanos de cuándo un trabajador necesita una baja laboral

Este tipo de dispositivos ya se ha probado en proyectos como HuMan, desarrollado por Aidimme como experiencia piloto en la empresa de mobiliario de baño Royo Group. El dilema se presenta en caso de que la empresa pudiera utilizar esta inteligencia artificial con el fin de espiar a los trabajadores o como herramienta de presión para aumentar su productividad. 

trabajador de la madera

Los riesgos laborales derivados de la relación hombre-máquina

Y por supuesto, no debemos olvidar los riesgos laborales emergentes, resultado de la relación hombre-máquina que se da tanto en la robótica como en la inteligencia artificial en la industria, como puede ser el estrés o el rechazo que genera trabajar con robots, alteraciones en las relaciones personales y jerarquías profesionales, o la invasión de la inteligencia artificial en el ámbito personal.

Es por ello que diversas asociaciones y mutualidades del sector madera, mueble y metal han desarrollado este año la primera fase del proyecto `R-Evolución Industrial: prevención y retos 4.0´, con el fin de elaborar una hoja de ruta para detectar y prevenir los riesgos laborales que puedan derivarse de la implantación de los robots en los entornos laborales, así como del uso de la inteligencia artificial tanto en estos robots como en otros sistemas que afecten directamente a los empleados de la industria