La localidad valenciana de Chelva acoge las primeras Jornadas Gancheras y Maderereras, el 23 y 24 de mayo. Un encuentro organizado por la Asociación Cultural de Gancheros del Turia, que cuenta con el apoyo de Asemad (la asociación de Carpinteros de la Comunidad Valenciana), y que persigue la puesta en valor del patrimonio histórico y cultural del antiguo oficio de ganchero en la comarca y en otras zonas de España.
A través de las conferencias de arqueólogos, historiadores y cronistas; además de la proyección de documentales, los asistentes a las I Jornasas Gancheras y Madereras podrán acercarse a esta singular forma de vida que implicaba riesgos y duras condiciones de trabajo, y que fue imprescindible en el desarrollo de la industria de la madera.

¿Quiénes eran los gancheros?
La denominada «madera de río» era aquella que se transportaba río abajo en distintos lugares del páis. Las localidades valencianas de Ademuz, Titaguas, Tuéjar, Domeño, Benagéber, Calles, y sobre todo, Chelva, aportaron la mano de obra que se dedicó a este transporte fluvial. Recibían el nombre de madereros o gancheros. El término “ganchero” procede de la única herramienta que usaban: el gancho.
Hoy en día el transporte fluvial de maderas es reconocido por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. La Asociación Cultural Gancheros del Turia, sin ánimo de lucro, pretende, entre otros fines, recuperar, escenificar, difundir e incorporar la tradición milenaria de los gancheros y las maderadas llevadas a cabo en el río Guadalaviar – Blanco – Turia al patrimonio colectivo.

Jornadas Gancheras y Madereras: celebrando un oficio centenario
Según contaba Manuel Félix Cruz, presidente de la Asociación e impulsor de las I Jornadas Gancheras y Maderereras, en un artículo publicado en la revista Asemad en 2024, «la llegada a Valencia de las maderas era todo un acontecimiento. La población salía a los puentes y pretiles a presenciar con asombro e interés las operaciones de saque de los troncos del cauce para colocarlos en peanas para su almacenaje».
Con la aparición de nuevos medios de transporte como el ferrocarril y el transporte por carreteras, el transporte fluvial desapareció. La línea férrea LLiria-Valencia y, en menor medida, la construcción de la presa de Aguas Potables en Manises, supuso que las maderas se trasladasen desde Villamarchante a la capital por ferrocarril. La construcción de los embalses de Benagéber y el de Loriguilla apuntillaron este oficio. «Aunque el oficio esté desaparecido, nos queda su recuerdo y, al rememorarlo, lo revivimos y ponemos en valor».
Foto de portada: De la revista La Ilustración Española TRASPORTE DE MADERA POR EL RIO BLANCO HASTA EL PUEBLO DE MISLATA (cróquis de D. José Mª Cortés)