Desterremos la idea de la vivienda eterna, el espacio que servirá para todos nuestros usos a lo largo de una vida. O de dos incluso. Algo que sirva para todo acabará no sirviendo eficazmente para nada. Y nuestro hábitat necesita, ante todo, ser eficaz.

Nuestro hábitat es mutante porque nuestras necesidades lo son. El hábitat es el pequeño ecosistema de nuestra unidad familiar, que a su vez se ubica en el ecosistema de la ciudad o el municipio en que habitamos.

Y todos mutan. Porque nosotros mutamos. Y construimos viviendas que hacen mutar la ciudad. Y vamos variando su configuración. Ahora se llevan con terraza, por aquello del confinamiento y el escenario de aquellos puntuales aplausos que el viento se llevó mientras se nos iba desgastando la determinación.

Hay quien considera ahora imprescindible un gimnasio en casa o necesita un lugar de teletrabajo apacible y ergonómico. Hay quien sencillamente, o no tan sencillamente, ha aumentado su familia. Y hay quien se ha quedado solo.

Actiu

Hemos mutado. Lo habríamos hecho sin virus. Pero este maldito visitante que nos ha robado los besos y nos ha tapado la boca en el mejor de los casos, también ha acelerado nuestra propia mutación. Y con nosotros, nuestro hábitat, nuestro ecosistema, trata de adaptarse a nuestra mutación.

En realidad, necesitamos uno nuevo, o antiguo, pero diferente, pues el nuestro no es eterno. Nunca lo fue. Pero invertimos tanto en él que pensamos que podría llegar a serlo.

El cambio de vivienda requiere una buena dosis de esa determinación que se desgastó cantando Resistiré. Podríamos hacerlo, y ser de nuevo como ese junco que se dobla pero siempre sigue en pie. We can, of course.

Pero si resulta que no es éste el momento de un cambio radical, hazlo con los muebles. Dale una vuelta total a tu casa. Deja que mute, que siga tu corriente, no al revés. Destierra todo aquello que ya no sirve al uso que quieres darle. Y observa cómo la industria ha seguido de cerca nuestra mutación para ofrecer soluciones a cada nuevo requerimiento de estos años 20 tan distantes de sus ancestros del pasado siglo.

¿De verdad descansas sobre ese viejo sofá mientras navegas con un móvil de última generación?

Mutemos.